Estos días hace frío,
son húmedos o helados y, donde vivo, a menudo no vemos el sol. Si sumamos que
es época de resfriados muy fuertes, gripes y de horas escasas de luz … es
fácil que algún día las ganas y las fuerzas para salir a entrenar vayan justas.
Cada uno tiene sus propios motivos para calzarse las zapatillas, tirarse al
agua, poner las pieles a los esquís o subir sobre la bici día sí, día también,
pero aquí van 5 reflexiones que me hago los días que me quedaría en casa, junto
a la chimenea y acariciando al perro.
Mis 5 reflexiones:
1. En 10 minutos estoy calentada y
el frío dejará de existir:
si
el problema es el frío, hoy en día tenemos materiales buenísimos para aislarnos
y, todos sabemos que, en menos de 10 minutos habremos entrado en calor.
2. Al terminar estaré satisfecha: sé que cuando termine estaré mucho
más contenta y satisfecha de haber salido que de haberme quedado en casa. Soy consciente
de ello y soy capaz de hacer este ejercicio de reflexión cuando me viene a
visitar el diablillo.
3. La continuidad es básica: sé que la constancia en el
entrenamiento es uno de los pilares más importantes, llevo muchos meses
trabajando y no me merezco romper esta dinámica y esta trabajo hecho por un día
de pereza.
4. Si cedo un día … es fácil
ceder más:

fallar un día no pasa nada, el problema estará si ese día le sigue otro y otro.

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5. Entrenamiento escondido: salir en días complicados hace
que, aparte del entrenamiento físico, entrene otras cualidades que también hay
que poner en práctica, que me fortalecen a diferentes niveles y me ayudan a
sobreponerme en situaciones de carrera que pueden ser complicadas.

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